sábado, 4 de mayo de 2024 09:42
Opinión

¿El problema de la sanidad en Catalunya es el de la lengua?

Carmen P. Flores
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Directora de Pressdigital

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Conseller de Salut Manel Balcells

Soy de la opinión, desde siempre, que las imposiciones producen reacciones contrarias a los deseos de quienes las aplican. La imposición de los que tienen el poder es una acción poco democrática, de intolerantes que saben, como se dice popularmente, que “tienen la sartén por el mango”, y la utilizan dando un buen sartenazo que tiene muchas formas: una de ellas fomentar las amenazas que en muchos casos conlleva sanciones. Un hecho tan habitual que para algunos forma parte de la normalidad. No debe ser así, ni mucho menos aceptarlo con resignación, no.


De tanto en tanto llega la cantinela de la imposición del catalán en todos los estamentos de la sociedad. Los “guardianes” de la imposición, de la lengua, “Plataforma per la Llengua”, actúan de “activistas” señalando a las empresas o comercios que no utiliza el catalán, los  hostigan sin cesar mediante denuncias, escraches y otras estratagemas que al final hacen claudicar a los señalados  por miedo. Los autores lo saben y se aprovechan de ello, después exhiben sus trofeos.

 

Estos días, el conseller de Salud de la Generalitat de Catalunya, Manel Balcells López, de madre asturiana, hacía unas declaraciones que se podían haber evitado, en las que amenazaba con sanciones a los centros hospitalarios para que los ciudadanos sean atendidos en catalán. Las sanciones se las están pensando, igual que el documento que enviará a cada centro hospitalario dando las instrucciones oportunas para que se cumpla su orden. ¿Cómo lo va a conseguir? Imponiendo, sancionando, mediante un controlador en cada centro que será el encargado de pasar el “parte” a la “autoridad correspondiente”  y que sancione.


Como el dinero sobra en sanidad, todo el mundo lo sabe, encargará un estudio para conocer el número de sanitarios que no hablan catalán. Porque según Balcells, “ha habido cierta dejadez y no se ha priorizado”. Una afirmación que a más de una le ha provocado un cabreo monumental -también en los profesionales- por cómo está la sanidad catalana, con listas de espera kilométricas, entre otras, un año de espera para el neurocirujano. Además, si tiene la desgracia de ponerse enfermo el paciente, y avisa de que no podrá ir, y que le den otra fecha, se la programan para el mismo mes, pero un año después. Es decir, dos años de espera. Las pruebas diagnósticas, las operaciones, y una larga lista del tiempo que tienen que esperar los ciudadanos/as para ser atendidos. Urgencias saturadas, médicos que cogen la baja porque no pueden más. ¿Y lo que le preocupa al conseller Balcells es que le hablen en catalán a los pacientes?


Estas afirmaciones del conseller han sido contestada por el presidente del Colegio de Médicos, Jaume Padrós, quien afirma que los cursos de catalán para médicos no son necesarios. Lo que sí es evidente es la necesidad de dotar a los hospitales y demás centros sanitarios de personal, muchos de los cuales están bajo mínimos. En estos momentos hay hospitales de nueva construcción que no se han puesto en funcionamiento porque falta dinero para dotarlos. Uno de los ejemplos es el Hospital de Viladecans,-esperado desde hace muchos años- terminado, pero no está en funcionamiento. Lo retrasan por el tema de personal. Se teme que no haya ampliación de plantilla, porque no hay dinero. Desde hace un año, sabiendo que hay un nuevo hospital, con más servicios y más camas, han ido despidiendo a médicos y enfermeras que habían sido contratados por la COVID, pero que son necesarios ahora.


Los políticos en demasiadas ocasiones no conocen cuáles son las prioridades de la ciudadanía que no pasan, en el tema de la salud, por la lengua en la que son atendidas, si no por el hecho de ser atendidos, que el profesional le solucione su problema por el que acude. Lo demás viene después, no con imposición, sino por convicción, que en muchos casos no la dan quienes gobiernan. Como decía Ovidio, “siempre nos resistimos a las prohibiciones y deseamos lo que nos niegan.”


Así que conseller, que es un contador de chistes excelente, preocúpese más de la salud de las personas, los profesionales que están al pie del cañón cada día. Y eso de sancionar, vigilar y hacer listas negras, no se lo tome como un chiste, que es una cosa muy sería.

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